Practica al atardecer

Después de una apacible siesta, no había nada mejor que hacer algo de ejercicio para quitarse la morriña de encima asíq ue Sharon decidió ir a entrenar un poco ya que en poco tiempo empezarían las clases. Para poder ser un buen estudiante había que estar en forma, esa era una base importante para poder progresar una vez se hubiera iniciado el camino del ninja.

Pero había que ser precabidos, muchas trabas y baches podrían hacer tropezar al joven e intrépido Sharon en alcanzar su objetivo de la tarde. Y no podía ser otra cosa que la hora de la merienda. Sharon era bastante inteligente o precabido llamarían algunos por lo que se preparó en una bolsa unos bollos caseros hechos por su madre para descansar una vez estuviera en el entrenamiento que había planeado.

Su experiencia no era muy grande salvo ejercicios y juegos hechos con algún familiar por lo que su entrenamiento no podría ser muy productivo pero oye, dile a un chico de 12 años que su entrenamiento no va a ser efectivo cuando lo único que sale por su boca son cosas sobre ninjas.

Se adentró en la zona boscosa y buscó un emplazamiento donde fortalecerse. Dentro de su cabeza imaginaba la cantidad de ninjas poderosos que habían entrenado ahi. Empezó a imaginar que si un poco del poder de cada ninja que había pisado esos terrenos pudiera ser absorvido por una técnica secreta que inventase, accedería a la cumbre de la potencia personal en muy poco tiempo. La tontunería se le pasó rápido y siguió andando algo mas centrado hacia un lugar con numerosos árboles concentrados.

Dejó todos sus utensilios personales en el suelo al lado de una piedra dando un poco la sombra para que el calor axfixiante no dejara el agua recocida. Extrajo sus utensilios que no eran mas que dos Kunais y 3 Shurikens y los deposito junto a la comida y la bebida y empezó a realizar ejercicios de calentamiento.

Era emocionante sentir sus fuertes músculos (auqnue realmente eran birriosos) estirándose y contrayéndose esperando el momento de la acción. Después de unas cuantas carreras se acercó a un árbol y procedió a darle patadas laterales suaves. Todavía no tenía la resistencia suficiente como para darle una patada a un árbol y no sentir un dolor abrumador. Cuando se cansó de hacer el lelo de esa manera, se dirigió hacia sus armas arrojadizas y se colocó para practicar lanzamientos hacia uno de los árboles.